Aula 3 años B

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martes, 11 de noviembre de 2014

Derechos y deberes de los niños/as

El día 20 de noviembre se conmemora el día internacional de los derechos y deberes de los niños y las niñas. Con este motivo vamos a estar trabajando estas semanas varios cuentos que hacen referencia a algunos de estos derechos y deberes.
Esta mañana en concreto, nos hemos centrado en el derecho que tienen todos los niños y las niñas en tener una identidad, un nombre propio.
Yeray nos decía que su nombre se lo puso su madre, su nombre con “y”.
Pablo añadía a su nombre “Yo soy Pablo Ubril”.
Para ellos tener un nombre es algo normal, sin embargo, hay muchos niños que por distintos motivos sus padres por ejemplo los abandonan y los dejan si este derecho a tener un nombre.
Hemos oído un cuento titulado “LA NIÑA SIN NOMBRE” :

“Había una vez una niña muy pequeña que viajaba por el mar en un témpano de hielo muy grande. La niña estaba sola. Se había perdido. Después de algunos días en el témpano de hielo era ya más pequeño: se estaba fundiendo. La niña tenía hambre, tenía frío y estaba muy cansada. Cuando el témpano de hielo se había deshecho casi del todo, unos pescadores recogieron a la niña en sus redes. El capitán del barco le preguntó que cómo se llamaba. Pero la niña no entendía el idioma del capitán. Por eso la llevaron al jefe de policía. Nadie fue capaz de averiguar de qué país era la niña; no entendía nada y, además, no tenía pasaporte. El jefe de policía llevó a la niña ante el rey de aquel país y le explicó que no sabían de donde era ni cómo se llamaba. El rey estuvo pensando un rato y luego dijo: "Puesto que es una niña, que la traten como a todas las niñas..." Pero era difícil tratarla como a todas las niñas, porque en aquel país todos los niños tenían nombre menos ella......y todos sabían cuál era su nacionalidad menos ella. Era distinta de los otros niños y no le gustaban las mismas cosas que a ellos. Y, aunque todos la querían mucho y eran muy buenos con ella, nadie consiguió que la niña dejara de ser distinta de los otros niños... A los pocos días, el hijo del rey se puso muy enfermo. Los médicos dijeron que había que encontrar a alguien que tuviera una clase de sangre igual a la suya y hacerle una transfusión. Analizaron la sangre de toda la gente del país......pero ninguna era igual que la del príncipe Luis Alberto. Y el rey estaba tristísimo porque su hijo se ponía cada vez peor. A la niña sin nombre nadie la llamó, pero, como era muy lista, comprendió en seguida lo que pasaba. Estaba agradecida por lo bien que la habían tratado en aquel país, así es que ella misma se presentó para ofrecer su sangre por si servía... Y resultó que la sangre de la niña sin nombre era la única que servía para curar al príncipe. El rey se puso tan contento que le dijo a la niña: " Te daremos un pasaporte de este país, te casarás con mi hijo y desde ahora ya tendrás nombre: te llamarás Luisa Alberta..." Pero la niña no entendía lo que decía el rey. Y el rey, de pronto, cayó en la cuenta de que ella no necesitaba ser de aquel país ni llamarse Luisa Alberta... Lo que necesitaba era volver a su propio país, ser llamada por su propio nombre, hablar su propio lenguaje y, sobre todo, vivir entre su propia gente. Había que intentar ayudarla, si era posible.
Así es que el rey envió mensajeros para que buscasen por todo el mundo... y no parasen hasta encontrar el país y la gente de la niña sin nombre. Al cabo de bastante tiempo, el mensajero que había ido al Polo volvió con la familia de la niña sin nombre. Y por fin, la niña pudo reunirse con sus padres y sus hermanos, que estaban muy tristes desde que ella se había perdido. Todos supieron entonces que se llamaba Monoukaki y que era una princesa polar. Lo que todavía no podía saberse es si se casaría o no con el príncipe Luis Alberto porque, al fin y al cabo, los dos eran demasiado jóvenes para casarse...” (Idea y texto: J.L. Sánchez y M.A. Pacheco. Este cuento forma parte de la serie Los Derechos del niño, cuentos dedicados a ilustrar los principios del decálogo de los Derechos del niño proclamados por la ONU).


Tras oír este cuento cada uno fue dando su nombre completo con sus apellidos, excepto Oumaima que tan solo lleva el de su padre, algunos con ayuda de la seño Mari Ángeles. Su nombre se los escribimos en una tarjeta que cada uno decoró a su manera…y los situamos en un mural que podréis ver en nuestro pasillo, frente a nuestra clase.








Foto y texto cedido por la Seño Rocío, muy buen trabajo de las Seños Rocío y Mª Ángeles.

1 comentario:

  1. Un trabajo muy bueno el del mural de los nombres.
    La infancia es el periodo más importante de nuestras vidas, en el cual se configura toda nuestra personalidad, y por ello, es indiscutible que los niños deberían de recibir una educación de calidad, una nutrición digna, protección frente a las enfermedades, y un derecho al ocio y la diversión.
    Son un colectivo especialmente vulnerable, y ellos son el futuro, y como tal, debemos tratarlos con todo el amor y respeto que se merecen, estando sus DERECHOS por encima de cualquier interés.

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